Crisis en Perú: lamentable intervención del Presidente boric
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Perú atraviesa por una delicada crisis debido a las violentas protestas de grupos que rechazan la vía institucional que dio salida política a una crisis anterior -el intento de autogolpe del hoy destituido y encarcelado presidente Pedro Castillo-, las cuales han dejado más de 50 muertos. Dicho intento fue rechazado por todos los poderes del Estado, e incluso por el propio gabinete del mandatario, y se siguió el camino constitucional de designar una nueva Presidenta por parte del Congreso -Dina Boluarte-, quien ya ha comprometido nuevas elecciones en una fecha que debe definir el Legislativo.
Durante su participación en la reciente cumbre del Celac esta semana, en Argentina, el Presidente Boric, lejos de hacer un llamado a la calma y la solución pacífica de la crisis, tomó partido por quienes protestan, en una flagrante intervención en los asuntos internos del país vecino. Lamentó que “personas que salen a marchar y a reclamar lo que consideran justo terminan baleadas por quien debiera defenderlas” y sostuvo “la imperiosa necesidad de un cambio de rumbo en Perú”.
Más que defensa de los DDHH, las palabras del Mandatario fueron una toma de posición respecto de una crisis en un país vecino.
Comprensiblemente, las autoridades peruanas han rechazado estas expresiones, resaltando que su objetivo no es reprimir manifestaciones pacíficas, sino restaurar el orden quebrantado y garantizar la seguridad de sus ciudadanos (también de extranjeros, incluyendo chilenos, impedidos de salir del país por los bloqueos).
Las palabras del Presidente chileno no son una consecuente defensa de los derechos humanos, como él ha dicho, sino una toma de posición respecto de una crisis en otro país. Constituyen un grave error en la conducción de nuestra política exterior, tal vez el peor en una gestión que en menos de un año ha estado marcada por reiterados y lamentables episodios en el ámbito diplomático, que minan el prestigio, la credibilidad y la influencia de Chile en el concierto internacional.
La reacción peruana debería servir como un llamado de atención a La Moneda para enfrentar la política exterior con menos liviandad y mejor criterio, entendiendo que no es un terreno para expresar preferencias o sensibilidades de ningún tipo, sino para defender los intereses de Chile.